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Culto Conmemorativo del Día de Ascensión y Gran Asamblea del Día de Pentecostés 2019

  • Nação | Corea
  • Data | Maio 30, 2019
ⓒ 2019 WATV
La ascensión de Jesús cuarenta días después de su resurrección, fue el punto de partida del renacimiento de la iglesia primitiva. Los santos que observaron el poder de la ascensión tras la resurrección de Jesús, se fortalecieron en la fe y comenzaron a predicar el evangelio en serio, incluso a los gentiles, después de recibir el don del Espíritu Santo en el Día de Pentecostés.

De acuerdo con el mandamiento de Jesús: “Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura” (Mr. 16:15), los miembros de la Iglesia de Dios del mundo entero, que llevan a cabo el movimiento de predicación a siete mil millones de personas, celebraron el Día de Ascensión (30 de mayo) y participaron en la Gran Asamblea del Día de Pentecostés (9 de junio), con la esperanza de presenciar la obra del Espíritu Santo que sucedió en la iglesia primitiva.

Culto Conmemorativo del Día de Ascensión: respetando el mandamiento de Jesús: “Me seréis testigos”
En el Culto Conmemorativo del Día de Ascensión realizado en el Templo de la Nueva Jerusalén en Pangyo, la Madre agradeció profundamente al Padre por dar la esperanza viva de la resurrección y la ascensión a los seres humanos, y deseó que todos los miembros de Sion del mundo entero cumplan la profecía que Jesús dio antes de ascender: “Recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra” (Hch. 1:8). Tomando el ejemplo de la iglesia primitiva que recibió el Espíritu Santo en el Día de Pentecostés cuando oraban unánimes tras la ascensión de Jesús, la Madre expresó: “Puesto que nada puede conseguirse sin oración, oremos con todo nuestro corazón para recibir el Espíritu Santo, creyendo que el Padre ciertamente nos responderá”.

El Primer Pastor Kim Joo-cheol también animó a los miembros a pedir con sinceridad el poder del Espíritu Santo para predicar el evangelio a toda la humanidad como testigos de Cristo, y añadió que “así como Enoc y Elías, que caminaron con Dios con una fe agradable en Él, los que andan con el Padre y la Madre, que se complacen más con la salvación de las almas, pueden recibir la gloria de la resurrección y la ascensión”. Les pidió que tengan la fe correcta para ser bendecidos (Lc. 24:47-53, He. 11:5, Mt. 28:18-20, 1 Co. 9:16-17, 1 Ts. 2:3-4).

Los miembros pidieron el poder del Espíritu Santo desde esa noche hasta el Día de Pentecostés, en la madrugada y en la noche durante diez días.

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Gran Asamblea del Día de Pentecostés: el Espíritu Santo se derramó sobre la Iglesia de Dios
“Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos. […] Y fueron todos llenos del Espíritu Santo.” (Hch. 2:1-4)

En el Día de Pentecostés, la Madre oró para que el Espíritu Santo se derramara abundantemente sobre los miembros que habían orado desde el Día de Ascensión hasta el Día de Pentecostés con un solo corazón. La Madre también dijo: “Predicar a siete mil millones de personas es difícil con el poder del hombre, pero cuando recibimos el Espíritu Santo, nada es imposible. Confiemos en que Dios, que derrama el Espíritu Santo, es nuestro Padre, y entreguemos el mensaje de salvación a todas las personas que están sedientas del agua de la vida”.

El Primer Pastor Kim Joo-cheol transmitió entendimiento a los miembros: “Hace dos mil años y también hoy, Dios derrama el Espíritu Santo sobre la Iglesia de Dios que Él estableció y a la que concedió el nuevo pacto. El papel de la iglesia y de los santos que han recibido el Espíritu Santo es iluminar al mundo en nombre de Dios y guiarlos al arrepentimiento y al camino de la salvación. Así como los santos de la iglesia primitiva, que recibieron el Espíritu Santo, no callaron, sino que predicaron valientemente y condujeron un día a tres mil y otro día a cinco mil personas a Dios, también en esta época los que practican la resolución de predicar en Samaria y hasta lo último de la tierra, experimentarán la obra del Espíritu Santo”. Luego animó a los miembros a acelerar el movimiento de predicación a los siete mil millones de personas (Hch. 2:41, Ez. 3:16-17, Sal. 19:1-4, Is. 60:1-8, Hch. 1:12-15).

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